Presupuesto 2025 en Honduras: salud en retroceso, defensa en ascenso

En un entorno caracterizado por la fragilidad del sistema de salud y un creciente rol militar en cuestiones civiles, el proyecto preliminar de presupuesto presentado por el Gobierno de Honduras ha suscitado un intenso debate político e institucional. La propuesta incluye un aumento considerable en los recursos asignados a la Secretaría de Defensa Nacional, mientras que disminuye el presupuesto destinado a la Secretaría de Salud, lo cual ha generado críticas desde diferentes sectores sociales y legislativos.

Revisión de las distribuciones presupuestales

El documento preliminar enviado al Congreso Nacional prevé un aumento millonario al presupuesto de las Fuerzas Armadas, al tiempo que establece recortes a rubros claves del sistema de salud pública. Según la información difundida, estos recortes afectarían directamente la compra de medicamentos, la continuidad de programas comunitarios de vacunación y la contratación de personal médico en centros asistenciales públicos.

La decisión ha sido criticada por expertos del ámbito sanitario y grupos civiles, que creen que la reasignación de fondos reduce la habilidad del Estado para atender las necesidades urgentes de la ciudadanía. Una doctora del Hospital Escuela Universitario, uno de los principales centros de atención del país, alertó que el recorte presupuestal pone en riesgo la prestación de servicios médicos básicos en un momento en que numerosos hospitales ya funcionan al máximo de sus posibilidades.

Reacciones desde la oposición y la sociedad civil

La reducción de fondos al sector salud ha sido criticada por diputados de oposición y representantes de instituciones y organizaciones médicas, quienes consideran que la decisión refleja una orientación política que favorece el fortalecimiento del aparato de seguridad en detrimento de los derechos sociales. Desde estos espacios se señala que el énfasis en el gasto militar podría estar vinculado a una estrategia de control social más que a una respuesta efectiva a los desafíos estructurales del país.

El incremento en el presupuesto de defensa y la reducción de fondos para el sistema de salud ha sido visto por diferentes grupos como una advertencia inquietante sobre las prioridades del Gobierno. Desde el Congreso Nacional, algunas personas han pedido repensar el anteproyecto y solicitan una redistribución de los recursos que dé prioridad a la salud, la educación y la inversión social, especialmente en un país donde vastas partes de la población dependen únicamente de los servicios públicos.

Militarización y gobernabilidad

El aumento en los recursos asignados a la Secretaría de Defensa se produce en un contexto en el que las Fuerzas Armadas han asumido un rol creciente en tareas como la seguridad interna, la gestión de crisis sociales y la participación en procesos electorales. Este fenómeno ha sido señalado por analistas como parte de una tendencia regional que refuerza el papel de los militares en la administración pública, en detrimento de los mecanismos democráticos y de participación ciudadana.

Un experto en gobierno en la zona destacó que este patrón podría llevar a una centralización del poder político utilizando el sistema militar, lo que supone retos importantes para la estructura democrática. Según su perspectiva, la disminución del presupuesto en sanidad y derechos fundamentales, junto con el reforzamiento de las entidades de seguridad, representa un cambio de dirección que podría afectar la interacción entre el gobierno y los ciudadanos.

Un entorno de elecciones cruciales

El diálogo en torno al presupuesto nacional del año siguiente se sitúa en un contexto sensible para Honduras, donde el debate público sigue siendo influenciado por la polarización política y las desigualdades sociales. El traslado de recursos hacia el ámbito militar, dejando de lado al sector salud, ha vuelto a generar interrogantes sobre cómo se está dirigiendo el gasto público y si realmente responde a las necesidades de la ciudadanía.

A medida que el borrador avance en su proceso legislativo, se prevé un escenario de enfrentamiento entre los que demandan un enfoque basado en derechos sociales y los que apoyan un modelo más enfocado en la seguridad. En ese sentido, el rol del Congreso será crucial para decidir si el presupuesto actúa como una herramienta de mitigación o de intensificación de las tensiones existentes en la nación.

Por Jaime Navarro